jueves, 27 de agosto de 2009

Caseros


El problema de soltar trabajos de mis amigos, especialmente de mis amigos de Barcosblancos, es que los nuevos lectores de este blog -si los hay- se sientan desorientados. Piensen que esto es un espacio sin sentido; sin que ello deje de serlo. Pero lo que más temo, es quizá, la manera como se están organizando con el tiempo dichos trabajos. Capitaneados por mi falta de constancia. De que si escribo en primera, segunda o tercera persona, el concepto que alguna vez quise aplicar se esté difuminando. Por eso, esta entrada es para la gente que me sigue desde el comienzo; esa gente que, pese odiar y gozar al leerme, sigue visitando a mi putita preferida: la linternasorda.


El paso de las mantarayas


Los pensamientos son pasajeros

Se esconden en el filo del cielo que cubre mi ciudad

Llena de mantarayas


Sus guías; hormigas habitantes del estómago

Se fueron ya hace mucho

Buscando nuevos cuerpos que comer

Que devorar y luego mutar en el de otro

Como figuritas


El lugar sin ellas luce devastado: se mudaron

Los deseos de las mantarayas besan ahora

El infinito del sentido más fuerte

Que falta aún descubrir


Por aquél dios poderoso: людск

Que dice haber escrito la historia de mi ciudad

Y la de sus mantarayas


De BarcosBlancos