miércoles, 23 de septiembre de 2009

Empezó a derretirse


Me cuenta que despues de acumular pasos y enterrar su sudor en el distrito federal, partió para Lima. Que le era imposible dejar de visitar mi ciudad, de la que tanto le habia hablado. A Cesárea le quedaba poco tiempo antes de volver a BarcosBlancos, pero le fué suficiente para conocer más Perú que la mayoría de peruanos. Me sorprendió encontrar en sus nuevos textos, datos que sólo alguién con conciencia de calle conocería. Pero a ella le vastó sólo unas semanas para hacer algo que nadie hace en su propia ciudad: abrir los ojos. Cesárea ahora está; sólo ella lo sabe. Con sus rulos besando la garua o quizá, vestida de etiope con un bodegón de frutas en la cabeza.
Pronto más textos de ella y de su paso por Lima.


Esófago gris

Grita por todas mis vértebras compungidas que

De todos los destinos que escogí

Me duelen los saberes


El sentido de la existencia

Se disuelve en las horas azules de

Los quereres cuestionados


Además, ahora caminaré

En la noche, grande noche

Horizontal

De calles sin fin


Y el precipicio le dará

Todo el sentido al día

Porque el vacio impone

Cierta noción de sensatez


Cesárea Tinarejo, de BarcosBlancos

viernes, 11 de septiembre de 2009

A ver mira


El chico del oído derecho sordo se llama Golga o así le gusta que le digan. No sé si es mi primo o un primo convertido en hermano, pero da igual. Lo importante es que nuestros caminos se vuelven a cruzar pero esta vez en BarcosBlancos. Que ha llegado para salvarme, para regar mi memoria seca, para recordar cosas que vivimos juntos y que estaban guardaditas? Golga ha convertido mi sangre fría en chicha caliente. Golga me pide que me siente a su lado izquierdo para que pueda oírme; y Golga me ha hecho la mejor relfexión que escuché en meses: ¨a mi me gusta escribir porque es difícil, porque es un acto solitario y porque es barato¨. Ese es Golga, lo quieren conocer?


Como en el principio

Todo vuelve a lo mismo

Y regresas a ser

cabizbajo

El perdón

Pero esta vez

sin compartir un verdadero espacio en la cama

Sin que se te adormezcan los brazos por las noches

Sin que nadie te quite la legaña

Sin que nadie te bese con mal aliento

Sin necesidad de cocinar para dos

Pero sobre todo

Sin mencionar al pedacito de carne

Que te abriga

Bajo la chompa

Y sabiendo que aun no sabes calcular

La cantidad de arroz para uno


Golga, de BarcosBlancos.