miércoles, 9 de enero de 2013

Una vez, de la nada, empezó hablar.



Linternasorda vuelve desde Barcos Blancos como otras muchas veces para salvarme. Con una breve descripción sincera de un momento de un Sábado por la tarde.


El Sábado murió Vicente sin antes haber nacido. Me lo dijo ella después,  apoyando su espalda sobre un plástico a medio dibujar. Sobre el aire un cigarro dilataba el tiempo mientras su boca dibujaba una comunidad de dudas. Cerca, había un gato manco que echado me miraba como queriéndome decir, tápate los oídos, el vacío es vertical. Más allá, otro aparecía pero su inocencia, sólo pensaba en comida. Así, mi mirada y la suya se enmudecían en frases sueltas, en miradas discontinuas.  Y nuestra distancia recorría una línea recta a la de miles de rascacielos.  Yo sólo buscaba una señal. Pero en ese momento  los gatos ya se hacían los dormidos para no querer escuchar en palabras de ella: Vicente no va ser concebido.