domingo, 18 de octubre de 2009

Un nuevo nombre para un gato


Tu llegada se ha convertido en una derrota para mutar nuestro lienzo en tonos blancos. Para notar que mi proyección no es más que pura vulnerabilidad. Donde los fantasmas aparecen como la radiografía de mi historia. Y mi corazón como un cambio de dialecto que saluda la voz que pensaba, podía pertenecer al camino que soñé. No deseo un nuevo jardín de memorias. La necesito seca, hasta que la brisa bese de nuevo mi pensamiento y lo convierta en ríos cristalinos. Que el mañana sea sólo necesidad de los días venideros y no el grillete de los pasados. Hay un abismo cerca atisbando mi propia crucifixión. Lo veo y con él de la mano; días grises, plagados de torturas que se reducen a un solo pensamiento. El que me lleva a escribir estas líneas, como si fuera el vidente que nunca se equivoca.

R.