Uno de Anibal:
NO DEBERIAS HABER HECHO ESO
Curiosa esa mujer en la ventana, curioso
el ademán de alisarse el cabello, qué
reproche es aquél
de observar los naranjos como sin interés, como
desatendiendo a la tristeza cierta de la tarde? No sé;
no sé que estoy haciendo así: el cepillo de dientes en
la mano derecha; desarreglado
todo: el pensamiento, el montaje
corpóreo. La voz, desarreglada. En qué
estaré pensando? En qué parece
que estuviera pensando? En
ella? En su modo cansino de quitarse
el collar? O, más bien, nada
de eso; y entonces unos trenes
velocísimos, líneas del cielo
abiertas, la inmensidad
se vuelve hacia nosotros. La
culpa es del cepillo, la culpa
es de aquellos naranjos por lo definitivo, por
lo extraviado y mínimo del aire. La
culpa es de su espalda.
Aníbal Cristobo.
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