viernes, 14 de noviembre de 2008

Africa II

En este momento mi cabeza cuelga de un pedastal.

Sexto,

Me obligas a convertir mis recuerdos en un campo de batalla. Un campo perdido, un campo baldío. Y el eco que hallaba en tí se convierte en simple tacto, en una línea finita. Pero la mía se hace lágrima para convertirse en rosa. En ese transcurrir aparece una mesa. Y tú a un lado y yo al otro, pero en el medio ya no posa la mirada que colgaba de agujas por encima de todo. Tú número perdió brillo, no el mío y tu poema condimenta mis venas para luego alimentarlas de pirámides aztecas. Lo siento, pero ahora tengo que decirlo: mi lengua se vuelve un epílogo y mi vagina se confiesa para pedirte que no te conviertas en mandamiento. Ay Sexto, lo lamento, pero eres tú el espejo de los dioses, el espejo que ve en el amor la voz del horror.

Africa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que lindo escribes

cleopatra.