Esta vez el descuido que aqueja mi amada linterna no se sustenta en excusas de falta de creatividad. Ando de aquí para allá, en proyectos y en no-proyectos que me alejan lamentablemente de ese cuidado y cariño que ahora no le puedo ofrecer. Pero tampoco fué fácil convencerla, es más, tuve que regalarle un chocolate y contarle un cuento para que por fin cediera. A eso, se suma el hecho que después de un año y unos meses vuelvo a la ciudad que me vió nacer. Osea Lima y lo que ella implica: amigos, familia, espacios, perdición, olores y espero más. Pues a eso, nos vemos.
los protectores (EVELYN BLAUT-FERNANDES)
Hace 9 años
1 comentario:
espero por fin ver tu rostro
gjm
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