Me cuenta que despues de acumular pasos y enterrar su sudor en el distrito federal, partió para Lima. Que le era imposible dejar de visitar mi ciudad, de la que tanto le habia hablado. A Cesárea le quedaba poco tiempo antes de volver a BarcosBlancos, pero le fué suficiente para conocer más Perú que la mayoría de peruanos. Me sorprendió encontrar en sus nuevos textos, datos que sólo alguién con conciencia de calle conocería. Pero a ella le vastó sólo unas semanas para hacer algo que nadie hace en su propia ciudad: abrir los ojos. Cesárea ahora está; sólo ella lo sabe. Con sus rulos besando la garua o quizá, vestida de etiope con un bodegón de frutas en la cabeza.
Pronto más textos de ella y de su paso por Lima.
Esófago gris
Grita por todas mis vértebras compungidas que
De todos los destinos que escogí
Me duelen los saberes
El sentido de la existencia
Se disuelve en las horas azules de
Los quereres cuestionados
Además, ahora caminaré
En la noche, grande noche
Horizontal
De calles sin fin
Y el precipicio le dará
Todo el sentido al día
Porque el vacio impone
Cierta noción de sensatez
Cesárea Tinarejo, de BarcosBlancos
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