jueves, 26 de febrero de 2009

Mear encima del sedán de alguién


En una etapa en la que desconfío de mi capacidad para ubicarme en el espacio que más me conviene, donde mis cimientos se resquebrajan y el significado de algunas cosas se vuelven vírgenes nuevamente, le hablo a este lugar desconfiando. Que el haber estado dos semanas en BarcosBlancos y una en París me desnudó arráncandome la palabra y haciendo de mi camino, un huayco de ideas incapaces de ser materializadas.

Que el silencio se traduzca en imágen y que este poema hable en mi nombre.

EL INTERES DEL AMOR

Pudimos verlo venir desde siempre,
luego sencillamente estuvo aquí, paralelo
al caminar de día. Para entonces éramos nosotros
los desaparecidos en el túnel de un libro.

Al levantarnos entrada la noche, nos sumamos a la corriente
de las noticias de mañana. ¿Por qué no? A diferencia
de otros, nada tenemos que pedir
ni que pedir prestado. Tan solo somos piezas de geometría tridimiensional:

cilindros o romboides. Cierta satisfacción
se nos ha dado. Claro que seguimos volviendo
a buscar más: es parte del aspecto ¨humano¨
del desfile. Y existen regiones más oscuras

anotadas que alguna vez deberíamos explorar.
Por el momento basta con que este día acabe.
Trajo su cargamento de frescura, lo descargó
y se marchó. Con respecto a nosotros, aquí seguimos, ¿no?

John Ashbery

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