martes, 16 de septiembre de 2008

ideas tontas, tontas ideas



Acerca de la belleza y fealdad de las letras y el producto de éstas transformadas en palabras, mi juicio acerca de su estética radica y se sustenta absolutamente en la subjetividad del tema. Por eso, antes de que me lluevan piedras y palos lo advierto, no vaya ser que me expulsen de esta ciudad repleta de la que considero la letras más fea del abecedario: la X.
Esta arbitrariedad me permite hablar sin que tenga que responder a una teoría y menos a un estudio que a priori me haya impuesto un patrón.
Pero insisto, es mejor limpiar bien el terreno: así como a mí la X me parece la más fea de todas a tí quizá te parezca la más bonita y yo no te lo podré discutir ni debatir. No estamos hablando de estética del arte, felizmente. Es así que me atreveré a nombrar las letras que generalmente al verlas creando palabras, me desagradan.


Ahí va:          Q X Y Z


Y parece haber una constante: son en su mayoría las letras del final del abecedario. Y ya no sé si es porque siento que están bañadas de un tinte futurista que no me gusta o porque fué justo la parte del abecedario que más complicaciones me tomó aprender cuando era niño. PLOP!

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