Sexto,
Tus palabras siempre dibujaron mi camino, mi sombra. Pero los recuerdos cada vez se hacen más etereos, como lo que somos: unos fantasmas en el pasadizo gris donde habitan las abuelas. Y ya no es mi figura tu presencia, son los momentos, es tu memoria frágil como la mía. Ahora ya es tarde, no es más uno el camino, perdió su forma, adquirió otra. Está el tuyo y el mío pero como un abrazo partido, como la última mirada que nos dimos. Y aunque haga el esfuerzo, ya no hallo el primer contacto de tus pupilas. De esas que fuí rehén gran parte de mi vida.
Con cariño eterno,
Africa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario